Quien se
alimenta del resentimiento muere por ansiedad.
Ansiedad
por saber que esta resentido, ansiedad por saber que la persona por la cual
lleva ese resentimiento no le genera la atención necesaria para curarlo.
Soltar ese
odio que tanto nos envenena, solo cura el alma de quien tuvo el valor de
retomar su camino, hacer su vida y dejar de estar enchivado en un círculo de
fango y dolor.
Sabemos que
siempre será más fácil depositar la flecha, en el corazón de cualquiera que nos
pase cerca, que será más fácil hacer fuego, sobre uno que consideremos con
desigual condición, mas esta actitud, es solo de un cobarde.
Sera
siempre más fácil justificarse con un supuesto subalterno, de condición que
tener que reconocer y trabajar el verdadero motivo de nuestra ira o
resentimiento.
Nuestros
sentimientos de fracaso, de vejez, de abandono, de infidelidad, de pobreza,
solo son, unos tantos entre miles de motivos que pueden llenarnos de
resentimientos, mas solo algo es cierto: ” Somos responsables de lo que nos ha
sucedido, porque lo permitimos o lo agenciamos ”
Meditar en
esto podría ser muy liberador y nos permitiría enfocar nuestras armas hacia un
objetivo, que nos deje verdaderas ganancias físicas, económicas, emocionales y sobre
todo espirituales.
Las
ganancias o enseñanzas espirituales nos acompañaran para el resto de nuestra
existencia, pero más que todo, una existencia feliz y llena de paz.
Disfruten
estas líneas, sean felices y rompan su exceso de equipaje.
Verónica Galla.
Del libro
Reflexiones.
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